Roberto Álamo, Premio Talento de Comedia

El sello del artista

Roberto Álamo 02
Conocí a Roberto Álamo en persona en el rodaje de De tu ventana a la mía, primera película de la aragonesa Paula Ortiz. De la convivencia de esas dos semanas de rodaje en Las Bardenas pude llevarme varias experiencias. Y si ponemos el foco en este actor madrileño con dos Goyas en su trayectoria —Mejor actor por Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen y Mejor actor de reparto por La gran familia española, de Sánchez Arévalo— es necesario destacar los abrazos con los que Álamo arropa a todo el equipo. 
Roberto te premia con abrazos fuertes, de larga duración, de esos con garantía de autenticidad. La misma autenticidad con la que se emplea para preparar a todos sus personajes: un abanico de personalidades de todo tipo, desde Urtain, el boxeador vasco de difícil oratoria de Estudio 1, que Andrés Luque dirigió en TV después de su éxito en el teatro, hasta Alfaro, el inspector de policía de perfecta dicción y voz determinante gracias al que ganó uno de sus dos Goya en Que Dios nos perdone, pasando por Zeca, el brasileño enérgico y animal de La piel que habito, de Almodóvar. 
Su físico rotundo no ha impedido que demuestre su versatilidad como actor, no solo en personajes sino también en disciplinas. Es de los actores que puede presumir de un interesante recorrido en cine, teatro y TV y con una adaptación camaleónica a cada uno de los medios. Formado en la escuela de Cristina Rota y bregado en las tablas con la reconocida compañía de teatro Animalario, con la que obtuvo el Premio Max de teatro a la mejor interpretación por Urtain, que después se llevara a la televisión, Roberto es conocido por ‘el gran público’ gracias a sus trabajos para la pequeña pantalla: Águila Roja, Lex, Aída, Los hombres de Paco, Sin tetas no hay paraíso, Los Serrano y un largo etcétera con elevados niveles de audiencia.
Todos sus proyectos son una oportunidad para sacar su cámara a pasear: lo mismo retrata a sus compañeros de reparto que a una doble de luces, a un jefe del equipo técnico que a una secretaria de producción. Sus fotos en blanco y negro reflejan la cara más orgánica de las personas con las que trabaja, y atrapa sus matices en un abrazo fuerte, largo y auténtico: con el sello de un artista llamado Álamo.

EVA MAGAÑA